Estamos entre
los escombros de una Europa débil y que no sabe bien hacia donde va. Nadie con
seriedad sería capaz hoy de decirnos si caminamos hacia una integración mayor o
hacia una disolución ordenada. O no reordenada sino explosionada.
Ya sola
faltaba Berlusconi queriendo salir en los papeles con sus pieles estiradas, metiendo
miedo a los italianos. Es cierto que Monti es más alemán que italiano, algo
similar a lo que le sucede a Mariano; pero entre un Monti y un Berlusconi no
hay color y las primas de riesgo de hoy lo avisan con calma tensa.
No hay que
hacer caso a las primas de riesgo ni a la bolsa, pues ya nos estamos
acostumbrando a que viene el lobo, y el lobo real es el desempleo y eso no se
mide en los parquet de subastas.
Recuerdo todavía
cuando se nos decía que el año 2011 iba a ser mucho mejor, que el 2012 iba a
ser la leche y que el 2013 será el principio de la luz. Que viene, que viene;
pero nunca llega el final feliz. Mi gran duda es si sabremos vivir con la
normalidad del empleo y del dinero nuevo, una vez que ya hayamos olvidado la
crisis puñetera, allá por el año 2050. Igual nos hemos ido acostumbrando poco a
poco a ser pobres, e incluso nos gusta un huevo.
Y ahora viene la solución, que la hay por obligada decisión de la crisis.
Y ahora viene la solución, que la hay por obligada decisión de la crisis.
Estamos
descubriendo que consumir menos es posible, que incluso a veces es más
inteligente, que es mejor pues nos ofrece reencontrarnos con viejos placeres. Y
estamos volviendo a encontrarle gusto en salir al parque, en besarnos, en hacer
el amor en la ducha, en comer patatas asadas con salsa casera, en beber vino a
granel de tu pueblo. Poco a poco vamos caminando hacia la verdad. Nos volverá a
encantar una puesta de sol, un respirar el aire de la madrugada, leer aquel
libro viejo que nos regalaron en el año 1986 y en el silencio de los teléfonos
móviles fuera de cobertura.
Esta crisis
va a ser buenísima para la salud. Eso si, siempre que no te entre la depresión
por no tener empleo, no te echen de tu casa y el empleo lo puedas cuidar con
mimo. Y también ayuda que no leas las noticias, no te enteres de cómo está la educación
y la sanidad pública y estés seguro que todo el mundo es bueno, o a ti que te
importa como es, pues ni te afecta.
Nota.: La viñeta maravillosa es de El Roto, publicada en El País de hoy.
Nota.: La viñeta maravillosa es de El Roto, publicada en El País de hoy.