Este fin de
semana han hablado los grandes leones del PSOE y el PP, Felipe González y José
María Aznar, las figuras escondidas que como santos sacamos bajo palio de vez
en cuando para pedir la lluvia de las soluciones.
Sin duda dan
moral a sus huestes, a todos los militantes socialistas o peperos, y ayudan a
tragar los malos momentos políticos. Nos hacen recordar que hubo otros momentos
en España, que esto de ahora es excepcional, que nunca ellos tuvieron culpa de
lo que hoy sucede, más que nada para hacernos creer que esto es coyuntural, un
mal por unos dirigentes insuficientes, y no un problema que fuimos regando y
abonando durante décadas.
Pero lo
curioso es que ambos, Felipe González o José María Aznar,
este fin de semana no fueron capaces de plantear nuevas soluciones, escenarios
posibles pero distintos, acciones de gobierno que sean capaces de sacarnos de
este sin vivir. No sirve de nada las obviedades —para eso estoy yo—, lo que se
necesita de los líderes antiguos que trasmiten fe, es que nos digan por donde
debemos caminar, qué estamos haciendo mal, de qué manera deben cambiar sus
políticas los que ahora están en sus puestos.
Efectivamente,
podría ser que se lo dijeran a los responsables en pequeño comité, aunque lo
dudo, pero lo cierto es que todos necesitamos que se nos enseñen los nuevos
caminos, necesitamos creer, pensar que hay salida. No es que los necesitemos,
pero salir para nada es tontería y además demuestra que las soluciones son
complicadas en exceso.