Tener la capacidad de ayudarnos a nosotros mismos, de ser nuestra brújula interior es muy importante para lograr más felicidad. Y depende de nosotros.
¿Es posible lograrlo aunque nos sintamos o creamos estar absolutamente perdidos? Sí. Siempre hay un punto de partida, un punto de apoyo aunque creamos que estamos mucho más atrás de lo necesario, para tomar impulso.
¿Es posible lograrlo aunque nos sintamos o creamos estar absolutamente perdidos? Sí. Siempre hay un punto de partida, un punto de apoyo aunque creamos que estamos mucho más atrás de lo necesario, para tomar impulso.
La autoayuda realizada por nosotros mismos debería ser nuestro gran objetivo personal. ¿Qué puede ser mejor que dedicarnos a orientar en busca del lugar donde deseemos, de la manera más positiva y saludable? Nadie nos puede ayudar más que nosotros mismos, con el consejo de profesionales. Pero si nosotros no creemos en nuestra capacidad para lograrlo, no seremos capaces.
Hay que decidir adonde queremos ir y tal vez esto sea lo más complicado de entrada, para luego analizar con qué recursos contamos y sobre todo cuales vamos a necesitar pues somos muy fáciles para cargarnos de mochilas inútiles, y así emprender la marcha más ligeros de equipajes absurdos.
El camino puede ser el mismo que muchos de nuestros vecinos de vida, pero cada viaje es personal. Podremos tomar recorridos y apuntes de mapas y vidas ajenas, pero, más allá del consejo del más sabio, simplemente será la experiencia de los otros. Lo único válido de verdad es lo que nosotros sentimos, lo que nosotros seamos capaces de lograr, de conseguir en nuestro caminar.
Es muy posible que no sepamos bien qué somos, quiénes somos, qué deseamos, qué podemos y qué no seremos nunca capaces de hacer; si nos obstinamos en negar nuestras sombras y miserias; si nos secuestran los mandatos de otros y nos dormimos en los laureles de lo que hemos sido antes; si no aceptamos nuestros límites y la necesaria responsabilidad de elegir los mejores maestros, difícil será que podamos confiar en nosotros mismos y en todo aquello que podemos hacer.
¿Cuánto confiamos en nosotros mismos? ¿Cuánto somos capaces de aprender y también a desaprender y olvidar? ¿Cuánto de dependientes somos hacia quien nos ayuda con toda su buena fe en que vayamos por un camino que nosotros no estamos diseñando?
Debemos respondernos con calma pero sobre todo con sinceridad. Ser lo más sinceros con nosotros mismos, pues engañarnos no sirve absolutamente para nada.
“Tu vida es limitada, no la malgastes viviendo la vida de otra persona"