Cuidar a una persona enferma, muchas veces dependiente, puede ser una labor gratificante para el cuidador, pero requiere siempre de mucha fortaleza mental, física y emocional. Con el paso del tiempo, este tipo de situaciones pueden llegar a perjudicar gravemente la salud del cuidador tanto a nivel físico como psicológico y provocar el llamado “El síndrome del cuidador”.
El cuidador debe combatir el posible estrés que le genere su duro trabajo; debe encontrar métodos para dormir bien o recibir ayuda para ello; tiene que aprender hábitos saludables para las comidas y debe intentar encontrar tiempo e ideas para promover una actividad física personal que le sirva para mantenerse en forma física y mental.
El estrés es una respuesta automática a las situaciones de peligro. Todas las personas pueden estar afectadas por el estrés aunque de diferentes maneras. Lo cierto es que el estrés al final, perjudica la salud del cuidador y en consecuencia a la salud de las personas que tiene a su cuidado. Es el principal problema que surge en la relación cuidador enfermo.
Es importante poner en práctica técnica de relajación como descansar cinco minutos cuando la persona esté atacada por una situación de estrés; evitar siempre los sentimientos de culpa, resentimiento, desesperanza o rabia que tanto afectan al cuidador que nunca está seguro de que realiza bien su trabajo; planificar la vida del propio cuidador cuidando de disponer de tiempo para él mismo y mantener una mente positiva sin pensar en las cosas que están fuera del control del cuidador.
Cuando una persona tiene que cuidar a una persona dependiente es fundamental que lleve una dieta equilibrada con la que logre todos los nutrientes necesarios para que el cuidador se sienta menos cansado y mejore su bienestar general. La dieta mediterránea, la dieta saludable y con mucha fruta y vegetales, poco alcohol y unas comidas en sus horas intentando mantener una regularidad. Para ello, es importante comer cinco porciones de fruta y verdura al día, seguir una pauta regular de las comidas, intentar beber de seis a ocho vasos de agua al día o incluso si te quedas sin fuerzas son recomendables unas meriendas azucaradas.
Las personas que cuidan a enfermos dependientes, por norma general, no suelen tener tiempo para realizar actividades físicas propias. Sin embargo, siempre es posible incluir en el día a día acciones con las que se motive la movilidad y la persona pueda mantenerse en forma. Se trata de convertir las tareas diarias (pasar el aspirador, hacer la compra, fregar, etc.) en un entrenamiento y así hacer trabajar los músculos del cuerpo y el corazón. Hacer ejercicios de Pilates en el hogar es muy saludable, aprender a respirar con técnicas muy sencillas ayuda a relajarte y a no cansarte tanto.
Hay que intentar hacer ejercicio junto a la persona enferma, con sencillos paseos si es posible o algo de piscina o haciendo ejercicios sencillos de estiramiento en casa. También actividades como el Yoga y el Tai Chi ayudan a estirar la espalda y aliviar la tensión mientras que el Pilates tonifica los músculos de alrededor de la cintura que apoyan la columna vertebral.