En el programa de Telecinco “Salvados” es ahora Kiko Hernández quien ha hecho crack mental, como antes lo hicieron varios de sus compañeros de programa.
Se puede analizar desde el punto de vista que él se lo ha buscado, o desde el punto de vista de que los directores del programa han creado un monstruo que alimentan con carne humana y que los actores del escenario no son más que los domadores de leones que comen carne de todo tipo.
Laboralmente lo que le ha sucedido a Kiko o antes de Belén o a otros compañeros, es lo lógico en un proceso laboral con clara presión excesiva, con manipulación en la vertiente humana, en donde si no hay carne con la que alimentar, se rasgan ellos mismos las tripas para dar color y tener audiencia a cambio. Sería el clásico proceso de mobbing pero aceptado por los implicados y sufridores.
La televisión está sufriendo los procesos típicos de una crisis que afecta duramente al consumo y con ello a la publicidad. La audiencia ya no se busca, se roba, se mata por ella. Cantan los números, sean del tipo que sean. Se ceban programas, se autopromocionan, se crean conflictos que se van alimentando para que la audiencia crezca. Pero eso tiene un precio sobre las personas que ceban estos procesos.
Kiko Hernández era (es) un hombre con un doble personaje. Un duro castigador ante las cámaras y un fondo mucho más humano en su vida personal. Al final, si te preguntas qué estás haciendo, quien te está manipulando, hasta qué punto lo que cobras te compensa lo que haces, puedes responderte que no es el camino deseado en lo personal y producirse la depresión, la angustia vital, la rotura de tu profesionalidad pues se está apoderando de ti.
"Salvados" está tocado de muerte, con mucha vitalidad todavía pues mantiene un buen número de audiencia, pero con un claro agotamiento que saben deben resolver o prepararse a morir de éxito. Algo que en estos tiempos, nadie en Telecinco quiere asumir.