La serie de Antena 3, Fenómenos, ha solicitado un tiempo libre aprovechando las Navidades, para descansar un poco y replantearse por qué ha pasado del éxito en su primer capítulo a pasar desapercibido en los pocos intentos antes de parar.
Hacer una serie de humor y tener éxito no es sencillo. El humor no tiene libreto, se mueve en una línea muy delgada para no caer de un lado o de otro, de la repetición o del histrionismo, del aburrimiento o del chiste fácil. Si los guionistas no están muy finos, si no se es muy original, si algunos actores no logran sacar el máximo, si no se promociona muy bien, si no te arropan el resto de programas, puedes caer en el error sencillo.
Un primer episodio con mucho televidentes, hicieron de Fenómenos en Antena 3 un producto que parecía funcionar, pero si este primer capítulo no funciona como se imaginan los que lo ven, todo se desmorona. El primer capítulo es fundamental no para tener mucha audiencia, sino para sujetarla. Si no les presentas un buen producto, no volverán al segundo y además hablarán mal del que han visto. Será en este primer capítulo cuando los televidentes estén más atentos a su calidad, a juzgarlo, a ver lo que son sus tripas.
Si además presentamos un producto sin terminar, como ha sido el caso de Fenómenos, que se ha dio corrigiendo según iba avanzando, modificando errores, será complicado lograr la fidelidad. En estas semanas de descanso toca analizar reponer o promocionar, retocar o suspender, reubicar o sentarse analizando con seriedad. El humor puede ser serio, se puede elegir que sea un comic, puede ser abstracto, alocado, rápido o lento. Pero debe ser algo, no debe ser la mezcla de varios humores distintos.