Los abusos en
los precios de venta de algunos productos comerciales ha sido brutal en los
últimos años. Se han vendido a precios muy altos materiales que se compraban al
por mayor a precios muy bajos, en mercados alejados, con márgenes de muchas
ocasiones de hasta 10 veces su valor de compra. ¿Saben a como les sale de
compra al por mayor un pantalón vaquero, una camisa, una falda?
Cuando
hablamos de abusos en la economía, de vivir por encima de nuestras
posibilidades, todos tenemos culpa por caer en un consumismo sin control, sin
que ni los mercados, que parecen ahora la perfección social, hayan querido
poner los preciso que merecen los productos. Todo valía pues todo se consumía y
ni se miraban los precios.
Durante unos
buenos años, algo que valía 20 euros nos parecía muy barato, pues 20 era una
cifra bajísima. Pagar 60 euros por unos zapatos nos sigue pareciendo muy barato,
cuando en realidad son 10.000 pesetas o el 10% del sueldo de muchos españoles.
Por eso los
primeros que se opondrían a la vuelta a la peseta son los comerciantes, que
verían increíble poder vender un kilo de tomates por 300 pesetas, un café a 250
pesetas y la carrera de un taxi por 1.500 pesetas. Sin contar que empastar una
muela nos saldría al menos por 10.000 pesetas y una consultas de un cardiólogo
privado por 35.000 pelas.
Es tanto el
trabajo que hay que hacer para volver a la normalidad, que parecemos más
proclives a la rendición al abandono a la inanición gerencial por incapacidad,
que a ser capaces de resolver y arreglar.