Hagamos una reflexión sencilla, pero bastante dura. Tenemos una tasa de paro del 26,6%. Nuestro sistema financiero sigue ahogándose, con una tasa de morosidad del 11% y un crédito en tasas, record de caída. La tasa de ahorro de las familias también en caída libre…, no, no hace falta hacer todo el recorrido, no hay que seguir analizando más.
¿Cual ha sido el reflejo económico de toda esta depresión? La variable que los economistas utilizamos como macrosanto de la evolución, el PIB, ofrece una consecuencia desoladora.
En este gráfico podemos ver la evolución del PIB desde 1980. En azul, el PIB a precios constantes, es decir, descontando la inflación. En rojo la tendencia.
Si nos fijamos únicamente en el PIB, presenta una caída del 5,6% sobre la producción de 2008. Es decir, actualmente la producción del país es un 5,6% inferior a la que realizábamos en el periodo pre-crisis (cresta de la ola). Estamos produciendo a los niveles de 2006. No es una caída muy abrupta. Y solo nos queda pensar dos cosas. O bien estas cifras están adulteradas, y la caída es mucho mayor a la que registran las estadísticas oficiales, o bien tenemos un serio problema con nuestro sistema económico.
No podemos permitirnos que una caída de menos del 6% de nuestra producción genera una situación cercana al desastre. ¿Qué pasará si nos vemos sumidos en un proceso de decrecimiento? Si, como cada vez más economistas (serios) anuncian, el periodo de crecimiento perpetuo puede estar llegando a sus últimos coletazos, habrá cosas que tendremos que revisar. Miguel Puente Ajovín - Caótica Economia