Despistamos a las
neuronas cuando hablamos tanto de los jubilados y de lo insostenible que
representa el sistema de la Seguridad Social y de las pensiones. Partimos de un
grave error que nos ayudan a interpretarlo mal, con deseos espúreos.
Dicen que para hacer
funcionar el sistema el número de trabajadores que sustenten el sistema debe
estar en la cifra 2 como mínimo. Incluso los economistas más duros, más liberales y a favor de las pensiones privadas, lo llevan
hasta el 2,2.
Ahora en España la media
es de 1.99. Por poco estamos por debajo.
Hay dos soluciones.
Quitamos pensiones o aumentamos trabajadores.
Parare que optamos por lo
más sencillo, intentar que los pensionistas no alcancen nunca la jubilación.
Pero esto no crea empleo sino al contrario, retrasa el recambio. En una
economía normal (ahora todos aceptamos que es anormal) se necesita el recambio
generacional para producir más y mejor. Pero en España queremos para sujetar
las pensiones, que no entren los jóvenes al mercado del trabajo y que sean los
mayores de 65 años los que nos saquen de la crisis. Absurdo.
En Aragón, un territorio
especialmente envejecido, cerró el año 2012 con 502.576
trabajadores afiliados a la Seguridad Social, lo que supone un
descenso de más de 20.000 cotizantes en Aragón respecto al mismo mes de
2011. Hay más de 100.000 desempleados. En este mismo momento habíamos
crecido hasta los 288.123 de pensionistas con un saldo muy negativo del 1,74.
Este dato lastra a Aragón
como territorio, aunque quedaría en cifras similares a las mínimas necesarias
si volviéramos al empleo considerado normal.
Lo único que se debe
hacer es crear empleo. Efectivamente, es lo más complejo de todo, pero destruir
empleo público es otro erro más aunque se insista que no se puede pagar. Tiene
que haber voluntad política para crear empleo, para buscar y encontrar las
bolsas de trabajo destruido y analizar cambios en nuestro sistema de impuestos.
La otra solución se
divide en dos posibles acciones. Una: dejar de pagar las pensiones. Dos:
Empezar a tirar a los jubilados a los pozos, y esperar que no floten.
En el fondo, lo que
buscan algunos con estos mensajes de insostenibilidad del sistema de pensiones
es que muchas de ellas entren en fondos privados, financieros, complementarios.
No públicos, vamos. Ya los había hace unos años. Que analicen en qué se están
quedando y con qué miedos están las personas que los subscribieron.