En el suelo se recogen los escombros de quien pasa aunque estés escondida en el mismo color que la fachada. Eres una ventana aunque lo disimules mimetizándote con las piedras de tu entorno y deberías admitirlo.
Serviste para dar ventilación, aire nuevo, luz incluso a tu semisótano, y ahora permaneces callada y escondida como repisa que soporta una ventana dentro de otra ventana.
Admite tu pasado y vivirás tu futuro, querida ventana ainsetana.