Debemos asumir, aunque cueste mucho entenderlo, que los humanos NO podemos controlar todo lo que nos pasa en la vida, que simplemente somos unas piezas de juguete que nos mueven las circunstancias, los aires de nuestra vida o incluso las vidas de los que nos rodean de cerca o de no tan cerca.
Decía Epícteto y nos lo recordaba hace unos días Rosa Montero, que: “No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede”.
Esta diferenciación es fundamental para comprendernos. Lo grave no es lo que nos sucede, sino como entendemos y nos comportamos ante lo que nos sucede.
Lo que nos sucede a nosotros, le ha sucedido antes a millones de personas. Unas reaccionan mejor que nosotros, otras igual y otras peor. Los resultados de la acción no es ella misma, sino la reacción que provoca, la forma y manera en que nosotros reaccionamos ante lo que nos sucede.
No podemos evitar que nos sucedan ciertas cosas. Pero SI podemos reaccionar de una manera o de otra.