Es la Marea
Blanca, es el cabreo de los y las trabajadores de la sanidad española como se
puede ver en esta imagen de Reuter. Es un sinvivir con una gestión de la crisis
que ataca todo lo que ya creíamos instalado en nuestra forma de vida y
sociedad. Pues va a ser que no.
Las trampas
aumentan, los silencios y los engaños también, los silencios que tapan mentiras
se han convertido en un constante uso para joder ilusiones que no llegan y a
España ya no la conocen ni en África. ¿Se puede hacer algo más?
De entrada,
incluso a los políticos que parece buenos les prohibimos acudir a las
manifestaciones. Es el precio que se paga por participar en la política. Los
amigos no políticos también nos asedian con críticas, email duros, malas caras
sonrientes para no joder la amistad y requerimientos de un “hasta donde” que no
sabemos responder.
Será
complejo, muy complicado, restañar los puentes rotos entre la sociedad y sus
gestores. Inevitablemente la normalidad además de tardar en volver, no lo hará
en las mismas condiciones que antes y el desencanto es ya un olvido, pues ahora
toca el odio y la señalización como inútiles e imbéciles a todos los que hemos
estado cerca de la política. Tenéis razón, pero no es nada fácil y sin los
políticos lo que viene es peor. Pero tenéis razón.