El Banco de
España ya se atreve a ser más real que antes, acercándose a los datos reales
que algunos ya manejamos. El desempleo alcanzará en este 2013 más del 27% y el
PIB bajará hasta el: menos 1,5%.
Es posible
que los datos sean todavía peores, a poco que desde Europa insistan en los
experimentos con países pequeños pero que se contagian por lógica y miedo.
Y se habla
del 2014 con el año de la recuperación con un tímido más 0,6%, insuficiente
para crear empleo. El motivo de estos malos datos es el lógico. Las personas
van a consumir menos, bastante menos por diversos motivos, ya no solo por no
tener liquidez.
O asumimos
que esto es muy serio y que quien gestiona es un incapaz o un listo que solo
sabe mirar hacia sus beneficios, o mal vamos. Y aun así la situación es
tremenda, pues al llevar tantos tiempos mal, levantar la situación es casi
imposible a corto plazo.
Revertir la
situación cuando ya casi no queda músculo capaz, es tarea hercúlea. ¿Quien va a
tirar del carro? ¿quién creará empleo si hay miedo a todo, incluso a guardar
los ahorros? ¿para qué sirve el riesgo de crear una empresa, de crecer, si no
hay garantías para los beneficios?
Lo último que
se podía imaginar el sistema es que se tomaran medidas —que se avisa se podrían
contagiar a toda Europa— más parecidas a un reparto comunista que a sistemas
neoliberales. Que paguen los rescates quien tiene más de 500.000 euros parece
bonito, suena incluso a bonito, pero es un error grave si antes no se asienta
el sistema político en Europa.
Si tienen
bemoles, que hagan lo mismo en Alemania o en Francia. Que se atrevan a insinuar
que los ahorros superiores a 100.000 euros de los alemanes o franceses, tendrán
que pagar un 40% de quita. Saben que no pueden ni insinuarlo. Esto es
simplemente un ejercicio de control político, de posicionamiento estratégico.
La respuesta de Rusia o de Turquía puede añadir leña. Sin valorar que la construcción
de la Unión Europea con unas normas laxas y sobre todo su crecimiento sin
control de países que nunca deberían haber entrado tan rápido sin haber
asentado sus sistemas políticos y económicos, es el gran error histórico.