Este sábado
Rubalcaba en Telecinco y Cayo Lara en la Sexta tuvieron sus muchos minutos de
gloria para explicar qué opinan de estos jodidos momentos. No se enteran.
Ninguno de los dos. Intentan vendernos sus políticas, cuando lo único que
compraríamos sería “la política” nueva. Ellos no saben de qué va esto de la
política nueva. Pero hay un pequeño camino a recorrer con urgencia. Y muy
sencillo.
El éxito
hubiera sido que los dos, de la mano y dándose un abrazo, hubieran aparecido
primero en Telecinco y luego en La Sexta, una horica en cada televisión pero
juntos. Eso sí jodería al PP, eso sí sería novedoso. Eso sí tranquilizaría a
los que lo están pasando mal y necesitan ver cambios en algún sentido.
Que se
dediquen durante dos horas a comentar lo buenos que son ellos mismos y lo malos
que son todos los demás suena a los años 80, cuando eso era lo que estaba de
moda, pues las sociedades todavía no sabían bien de qué palo iba cada grupo.
Ahora esto ya no cabe. Los fieles aguantan todo lo que nos pongan. Los infieles
(es decir, los desencantados) no soportan a nadie.
Yo
personalmente vi una película en un canal de los minoritarios. Simplemente para
no hacer mala baba. Sé quien me gusta más de los dos, pero sé que lo que ahora
toca no es gustar sino resolver. Poner en ridículo las políticas que se están
haciendo para beneficio de los ricos de Europa.
Cuando se
habla de privatizaciones en sanidad o en educación, cuando se habla de
recortes, el PSOE e IU lo tendrían facilísimo para ganarse a los votantes
cabreados. Ir al notario y firmar que si ellos llegan al gobierno, lo primero
que harán es suprimir esas medidas, esos recortes, esas privatizaciones. Pero
no lo hacen. Lo critican pero no nos enseñan el papel firmado ante notario con
que lo primero que harían —que sirve lo mismo que decirlo y luego no hacerlo—
sería suprimir los recortes.
La tele les
sacó guapos, eso si.