Vuelven a surgir las voces de las AMPAS de Aragón en contra de los horarios continuados en la educación, como un mantra que se rebotan entre profesores y padres, entre directivos de educación y asociaciones educativas.
Mis más de 25 años como representante de APA, AMPAS, Consejos de Dirección o Consejos Escolares me hacen recordar que ya hace 23 años planteé este asunto en algunas reuniones con padres y madres sin ningún resultado, Ya entonces se oponían a esta medida. Mis planteamientos son desde entonces los mismos. Había conocido ligeramente la jornada continua educativa en Alemania y entendía que tenía algunos aspectos muy positivos. Pero no sabemos plantear todo el sistema europeo como un bloque y nos dedicamos más a plantear la jornada continua como una medida suelta sin que vaya acompañada de una reorganización de todo el sistema.
Los alumnos en gran parte de Europa emplean la jornada de mañana, entrando a las 8 horas, para las materias lectivas importantes. Y aunque tienen jornada continua los colegios permanecen abiertos hasta las 17 horas, pues tras la jornada educativa reglada que termina a las 13 horas (mas o menos) los alumnos se quedan a los comedores y por la tarde tienen jornadas de ayudas en los deberes o clases complementarias casi siempre gratuitas de materias o actividades pedagógicas personalizadas, o artísticas, culturales y deportivas.
A los padres y madres no les agrada el horario continuo por pensar que suponen discriminación para los alumnos ya que no todos podrían asistir a las clases de tarde y por entender algunos que la escuela es un sustituto del hogar. Ambos temas hay que resolver pues efectivamente son un asunto importante, pero no básico para negar una reorganización de la educación.
Como hay otro aspecto que poco a poco deberemos contemplar. No deben tener las mismas horas lectivas unos alumnos de 7 años que unos de 11 o unos de 15. El esfuerzo debe aumentar entre todos los actores del sistema educativo. Incluidos los alumnos. Curiosamente los padres se implicar más en la educación de sus hijos cuanto más pequeños son y van decreciendo según aumenta la edad de los hijos. En las AMPAS se participa mucho más cuando se es padre de niños de 5 años que cuando se tienen hijos de 16 años. No es lógico pero es real. En cambio el número de problemas de los alumnos de 16 años es muy superior como lo es la necesidad de recibir ayuda o de estar más pendientes de sus avances y disfunciones.