Al verlo sobre mi cabeza dudé de qué había sentido el artista al crear aquella obra de mecano infantil pero en grande. Sin duda sintió sensaciones infantiles, tal vez le vino el recuerdo de sus juegos con las piezas metálicas en donde se juró que algún día sería arquitecto y podría seguir jugando pero con piezas más grandes pues también él sería más grande. Las pintó de verdes y simuló con ellas árboles que rompían cielos visuales. No daban casi sombra pero se cimbreaban ligeramente al aire de la orilla del mar.