No entiendo bien por qué a los que tenemos problemas de corazón no nos receta la Seguridad Social un perro. ¡Coñe!, si, un perro de verdad, de los que dan amor y compañía, de los que saben que tú eres un ser vivo y están contigo siempre, lamiendo tus heridas interiores.
Claro que los perros no los venden los laboratorios farmacéuticos y aquí hemos topado con la bicha, una pena. Todos los médicos saben que poner un ser vivo de compañía en tu vida ayuda y mucho contra la soledad de espíritu, contra el abatimiento y la depresión, la angustia, la ansiedad y la baja autoestima. Pero no se recetan.
Un perro no es un medicamente aunque cure. Es un ser vivo que debes cuidar durante toda su vida. Él te ayuda pero te necesita. Por eso es imprescindible que antes de adquirirlo te asomes de verdad hacia tu interior y te prometas que le pagarás a él con la misma moneda con la que te paga sus amores. A partir de eso momento todo será respeto mutuo y compañía, amores compartidos y curación algo mejor que el escitalopram, lorazepam o sus similares. Y mucho más divertidos.