Tras las diatribas de Aznar nos aparece ahora Alfonso Guerra
con el tercer libro de sus memorias y antes un Felipe González dando la
puntilla al momento actual, vacío de líderes con capacidad de comunicar.
Estos tres políticos te podrán gustar o no, los podrás odiar
o no, pero sin duda no te dejan indiferente. Ni a ti ni a los medios. Tienen un
tamaño que emplean en apuntalar, golpear, señalar las luces o las sombras del
momento incluso con sus silencios. Todos ellos cometieron errores, pero ante la
inanición de algunos presentes, aquello nos parece ahora como miel sobre
pestiños. Ahora solo hay silencios y sonrisas de tontos.
Todos los tiempos, siempre, nos parece mejores si ya han
pasado. Los años 80 y 90 tuvieron su sangre y dolor, sus dudas y temores, pero
también sus soluciones, aunque a veces no las entendíamos bien. Quien mandaba,
gobernaba y también trasmitía poco y mal. Pero no sonreía cuando había que
aparecer serio.
En el momento actual todo parece un juego de imbéciles, de
incapaces, de sosainas, de inmaduros al son que pitan desde lejos de España. Y
es verdad esto, pero joder, hay que disimular. Europa nos ayudó durante
bastantes años con al menos un 1% anual sobre nuestro PIB. Mucha pasta que no
supimos bien administrar. Ahora toca obedecer, pero al menos hay que explicarlo
muy bien.
Vino Aznar en 1996 y se dedicó a vender y a sanear las
cuentas públicas con la pasta gansa que conseguía en las ventas del sector público.
Así cualquiera. Hoy ya no hay nada interesante que privatizar. Y engañó a la economía
con un calentamiento artificial del sector de la construcción al que se sumaron
ayuntamientos de todo signo, encantados de cobrar sus impuestos. Ahora nos
quiere vender su moto para disimular, pues nada le jode más que pasar a la
historia con manchas en los calzoncillos. Su última gansada fue elegir a
Mariano, pensando que iba a ser el monaguillo que aspiraría a sacerdote. Se ha
ido convirtiendo en el mudito cardenal, que sabe jugar sin despegar los labios.
Mientras tanto Rubalcaba dice que con él no va la cosa, y se
agacha para que no lo vea nadie. Es un buen avestruz de cabeza entre la hierba
seca.
En breve volverá Ana Belén, Parchís y el Duo Sacapuntas. Lo malo es que yo no me volveré joven.