Hace ya unos cuantos meses que se atisbaba ya la tierra prometida para España que es el saldo comercial positivo en nuestra balanza de pagos. Así en marzo de 2013 escapamos de los datos negativos que llevaban acuciándonos desde hace años. Veamos estos datos.
Y aquí viene, claro, la pregunta ¿Ha sido por el aumento de nuestro ritmo exportador o por la caída de las importaciones?
Responder esta pregunta es un poco trampa, por supuesto, al menos si lo vemos desde el punto de vista de que ambas podrian ser desplomarse. Pero una posible forma de verlo es atender a la tendencia.
Así, podemos ver la evolución de las exportaciones e importaciones y ver cual de las dos se ha desviado más de la tendencia que nos había llevado a endeudarnos con el exterior.
En las exportaciones vemos la tremenda caída que hubo en los comienzos de la crisis y el gran crecimiento económico del último año de Zapatero (con crecimiento interanuales superiores al 20%), que no era más que el reflejo del retorno a la tendencia. Este último año, seguimos la misma (que incluso se puede retrotraer a 1990). La tendencia de las exportaciones, al menos de momento, no ha cambiado.
Pero sí que hay un elemento positivo en todo esto, y es la forma. Si bien nuestras exportaciones agregadas siguen la misma senda que, en principio, habrían seguido sin crisis (y sin reformas), la estructura es diferente, ya que los continuos aumentos han sido más extensivos (aumentado la presencia en aquellos países donde estábamos poco) que intensiva (aumentando nuestras exportaciones en nuestros importantes socios comerciales). Nuestras exportaciones a los países con el euro han caído un 8,9% (todo un éxito de la moneda única), mientras aumentamos nuestra presencia en África, Asía o América Latina. Es de prever que cuando esto relance, nuestras exportaciones tengan una mayor amplitud para crecer y se de ese cambio de tendencia y ese mayor ritmo exportador que necesitamos.
Pero, de momento, lo que si ha cambiado su tendencia han sido las importaciones. Estas han sido las que se han llevado casi todo el peso de la mejora en nuestro saldo exterior. Podemos ver como la tendencia pre-crisis y post-crisis son totalmente divergentes, ya que la demanda de los españoles ha caído de forma bestial, llevándose consigo también parte de las importaciones. No podemos decir, al menos hasta los datos del cuarto trimestre, que parte de esta caída de las importaciones se deba a una sustitución por consumo interno. Veremos el jueves con los nuevos datos de crecimiento económico si vamos mejorando en ello, elemento indispensable si queremos compaginar un cierto crecimiento económico con la continua mejora y sostenibilidad de nuestra balanza comercial. Miguel Puente Ajovín. Caótica Economía