Vamos a lanzar locuras contra el desempleo “futuro”. Cuando
las razones lógicas no funcionan debemos buscar otras. Entre las mil primeras
solo una puede valer, pero siempre es mejor que nada. Veamos un ejemplo si las
leyes fueran otras. Cambiamos el concepto de responsabilidad empresarial y
laboral, pero no tanto como se pueda pensar. Se basaría en delimitar
responsabilidad de forma activa en una empresa que tiene que cerrar o despedir
a más de un 25% de sus trabajadores y en abrir la posibilidades de que los
propios trabajadores se hicieran cargo de la propiedad de la misma una vez
quebrada con el auxilio del juez y de un organismo público que auditaría y
avalara el proyecto.
Tomemos como muestra una empresa S.L. de 35/50 trabajadores,
con un capital social de 20.000/60.000
euros. Se intentó adaptar a las nuevas tecnologías y se embarcó en una
inversión en maquinaria de un millón de euros. Efectivamente les solicitaron a
los socios que avalaran con su patrimonio, que sin duda es insuficiente hoy
aunque no lo era cuando avalaron. Han pasado 4 años y no pueden continuar
pagando, hacen suspensión de pagos o no, pero siguen sin poder pagar a la SS, a
Hacienda, a los trabajadores, a los bancos, a sus proveedores. El cierre es la
única salida.
Hoy tienen 20/35 trabajadores, pero con ellos no pueden
realizar la producción necesaria para pagar, en caso de que tuvieran el trabajo
suficiente, que no lo tienen. Su producción sale muy cara y su competencia en
el mercado es imposible. ¿Solución antes de cerrar?
Con las normas actuales mandamos a los 20/35 trabajadores actuales al
desempleo y esa no puede ser la única solución. Si se cierra una empresa, todo
el activo de su interior no vale nada. Una empresa solo tiene valor si está
abierta y funcionando, aunque sea mal y con pérdidas. En cuanto se cierra las
pérdidas persistes, pero todo lo demás se queda sin ningún valor, mientras que
parte de las soluciones son valores negativos para toda la sociedad. La S.S.,
Hacienda y los trabajadores no cobran, y se produce un gasto futuro en
prestaciones y en no ingresos que tenemos que soportar entre todos. Se le
embargan a la empresa las máquinas que casi siempre se las quedan organismos
públicos o bancos que no saben qué hacer con ellas y sin duda en muchos casos
al desmontarlas se convierten en poco más que chatarra y en el mejor de ellos
en máquinas de segunda mano, obsoletas y mal desmontadas que ya no valen ni de
lejos para pagar la deuda.
O en otro orden de posibilidades, cambiar la deuda que siempre hay hacia
la parte social de la empresa: trabajadores y Seguridad Social, por la
propiedad de la misma tras una auditoría que aclara deudas y pérdidas,
negociando quitas con otros deudores y depurando responsabilidades de los
anteriores gestores. Las leyes que propicien estas soluciones deben ser claras,
algunas simplemente hay que ponerlas en acción. La propiedad pasaría a los
trabajadores en una nueva Sociedad Cooperativa de los trabajadores como socios
más y junto a una empresa de avales públicos que se haría cargo de la parte de
propiedad que le corresponde a la Seguridad Social y que actuaría de auditor
externo y de apoyo a la nueva gerencia de la empresa. Los trabajadores
aportarían su recapitalización del desempleo como ampliación del capital social
en garantía presente de su puesto de trabajo. El trabajador que no deseara
entrar en esta nueva sociedad cooperativa pasaría al desempleo con todos sus
derechos. Si en el análisis de la auditoría externa se detectaran
manipulaciones contables, acciones de riesgo empresarial, manipulación de
bienes avales, etc. se trasladaría a la autoridad judicial para depurar
responsabilidades de los anteriores socios y gestores. En ese análisis externo
saldría una rectificación de costes salariales, de sistemas de producción y
gestión, de renovación comercial, incluso de tipo de producción y mercado al
que se dirige. Si no es viable la renovación y puesta en mercado de la nueva empresa,
sería la propia auditoría pública o con control público, la que optaría por
tener que recomendar el cierre al juez de la suspensión de pagos, y cerrar como
ahora sucede.
Algo distinto hay que hacer para que nunca más se tengan que
cerrar tantas empresas o despedir a tantos trabajadores, sin defensa posible de
la actividad laboral y empresarial. Crear una nueva empresas es una tarea muy complicada. Cerrarla es mucho más sencilla.