Con una desafección política que ya no puede crecer más
(esperemos) toca el momento de plantear renovaciones profundas en las maneras
de funcionamiento de estas organizaciones sociales imprescindibles en toda
democracia. Voy a comentar algunos aspectos desde una óptica personal, que van
dirigidos sobre todo a los grandes partidos políticos.
Los partidos políticos suelen ser núcleos de poder interno
repartido entre los afines al líder. Solo entre ellos. Y eso es un claro error
que le resta potencia, democracia interna, posibilidad de ser plurales tanto
internos como externo, capacidad de abrirse constantemente a los problemas y a
la visión del equipo.
Los equipos de gestión son monolíticos, giran alrededor de
los líderes de segunda línea, elegidos por el equipo de la cúpula. Un partido
político es en su seno muy amplio, plural, pero en cambio sus decisiones son
casi siempre fruto de los afines al grupo que lidera. Y ello lleva a la
desafección interna y al empobrecimiento de ideas. Llamamos
despectivamente “familias” a lo que
simplemente deberían ser distintas formas de entender las ideas desde el
interior.
Sería necesario que todos los equipos de trabajo de los
partidos políticos fueran plurales, con un reparto de cuotas entre las diversas
formas de entender el fundamento del mismo, a modo de parlamentos plurales, con
un amplio espacio para los que no pertenecen a familias internas, a los
considerados “independientes” pero afiliados.
Sería fundamental que los partidos tuvieran la obligación de
crear sistemas de trabajo mucho más participativos entre sus militantes, en
donde TODOS pudieran participar, bien con intranet o foros internos, bien en
reuniones abiertas a todos ellos. *Muchos militantes no desean o no pueden ser cargos de ningún tipo, pero tienen muy
buenas ideas con un valor igual al menos que las de los gestores del equipo.
Hay que potenciar y en algunos casos abrir la afiliación de
la sociedad a los partidos políticos. Crear como norma la posibilidad de tener
un nuevo grado: los simpatizantes, para recibir parte de la información y ser
partícipes de parte de sus foros de trabajo e incluso de decisión. Pero no
confundir nunca el simpatizante con el militante. Es imprescindible este
segundo y debe sentirse claramente distinto al primero. Lo que hay que hacer es
facilitar el acceso a ser militante con cuotas distintas para jóvenes, desempleados,
cargos, miembros de la misma familia, etc.
Las primarias son fundamentales en los partidos políticos.
Pero tanto para el líder como para todas las listas electorales en toda su
extensión. Siempre desde nivel local hacia arriba, y abiertas a que cualquier
militante pudiera presentarse.
Todos los partidos políticos deben crecer en comunicación
interna. También en externa, sin duda, pero donde deben trabajar para restar en
la desafección y crecer en ideas, es trabajando más la posibilidad de doble
dirección, para entregar y recoger información interna. Los partidos políticos
deben trabajar más en equipo. Pero en equipos plurales, abiertos, que deben
venir impuestos tras las primarias y no al revés.
Los líderes políticos de todo nivel deben comunicarse más
con sus militantes, en pequeñas reuniones en donde se les encargue por escrito
a los militantes estudios diversos sobre temas concretos. Para recoger la
diversidad, las distintas maneras de entender los problemas, las diferentes
soluciones. Algunos partidos trabajan los grupos de reuniones y lo hacen muy
bien pero olvidan trabajar la posibilidad de estudios personales concretos y
encargados. Diríamos que las reuniones globales sirven para asuntos globales y
las peticiones personales servirían para problemas concretos.
Lo que más impide estas decisiones que parecen lógicas son
los mismos ciudadanos votantes con la repetición de sus votos revalidadores de
las formas políticas actuales. Todos nos quejamos, pero a la hora de la verdad
no somos capaces de realizar cambios profundos. Los que gobiernan, aunque se
sepan desaprobados, saben que al final reciben los votos y con ellos toman la
decisión de no cambiar nada. El bipartidismo es imperfecto en sociedades muy
imperfectas, pero hemos visto la desaparición de UCD y del PC, grandes partidos
en el pasado de este país. Pero otros países europeos han visto también
perderse siglas muy importantes. Nadie parece aprender hasta que es imposible
la reforma de las formas.
* Por poner un ejemplo sencillo, sería interesante una comunicación
mayor con la militancia a través de pequeños encargos sociales. Primero a todos
y después a una muy amplia selección según respondan, se les debería solicitar
casi constantemente peticiones de información por escrito de asuntos que van
surgiendo en las sociedades. Con la aclaración por anticipado de que esa
petición no significa que se vayan a tomar en consideración las opiniones, sino
que formarán parte de una idea global del partido. Micro encuestas, micro referéndum,
tomas de temperatura, opiniones sobre temas muy concretos, encargos dirigidos
hacia asuntos concretos y minoritarios, etc. El único compromiso de la organización
sería dar a conocer internamente el resultado de las peticiones y estudios o
encuestas, para que todos supieran qué se piensa en el interior.