El ejemplo del precio del cordero, para entender los mercados


Como todos los veranos, estamos asistiendo a una subida encubierta de ciertos precios de consumo, sobre todo de alimentación y consumo de bajo precio, amparándose en que en estos meses se consume de diferente manera, en distintos lugares y se pierden referencias de los supermercados conocidos.

Pero la realidad económica en los países de Europa con más crisis es persistente en sentido contrario. La deflación está siendo provocada como una devaluación monetaria encubierta que al pertenecer a una moneda única no se puede hacer. La lógica de mercado nos llevará a unos meses de otoño duros en donde los precios tendrán que volver a bajar. Pero ya los comerciantes se están acostumbrando a un cambio constante de precios, según día de la semana o según temporada del año, con independencia del tipo de producto y de su llegada al mercado.

Es lógico entender que una cerezas en noviembre sean caras. Pero no lo parece que una lata de sardinas o una botella de vino fluctúe en las estanterías como si fuera un valor de Bolsa.

La deflación es mala pero parece inevitable en una situación de un gran desempleo, con bajadas altas de los sueldos, con un consumo interno muy bajo en ciertos productos. Por eso se intenta desde los gobiernos que no exista aunque a la vez se intenta también que los sueldos bajen para ser más competitivos. Un encaje de bolillos complicado pero posible, jugando con los productos que tienen importancia en las índices del IPC y que no dependen tanto de lo que puede hacer el consumidor para defenderse. No comprar.

Esta es la gran arma que tenemos los consumidores. No comprar. Si algo está subiendo por encima de la lógica de mercado, lo que hay que hacer es NO comprarlo. El ejemplo del cordero nos sirve perfectamente. Subió por que resultaba (decían) imposible ponerlo a un precio menor, hasta números tan altos que bajó el consumo brutalmente. Curiosamente las mismas estanterías que lo ponían hace un año a 16 euros el kilo hoy se puede encontrar a 7 euros en tajo único. Bajada alta pero necesaria si se quiere vivir de criar y comercializar corderos, hoy. La bajada de precio tiene dos componentes. La gran bajada en el consumo y la adaptación en la forma de comercializarse hacia productos que aprovechan más el total. De eso Mercadona sabe mucho.