Dice hoy nuestro Mariano Rajoy que España todavía no va bien. Tiene razón. Los desequilibrios económicos son enormes, el crecimiento sigue siendo negativo, el desempleo sigue aumentando y el crédito sigue cayendo a tasas record.
Para matizarlo todo e intentar despertar el aura de la esperanza en la sociedad, dice que, en cambio: España sí que va mejor. Ir mejor, en el lenguaje de Rajoy, significa que están colocadas las piezas para que, en poco tiempo, pueda decir que España va bien.
Siendo honesto, Rajoy tiene buenos datos en los que basar sus afirmaciones. El problema, como todo, es que el análisis completo y los eslóganes de tres palabras son cosas que no mezclan muy bien.
Hacer estimaciones siempre es peligroso. Aun así, instituciones económicas, bancos y, también, un servidor, padecemos esa necesidad imperiosa de jugar a futurólogos. No es realmente un problema de los economistas el que quieran pronosticar el futuro y, eventualmente, se muestren erróneos en sus previsiones. Creo que es algo simplemente humano: Poder entrever los problemas que pueden llegar o intentar estar siempre un paso por delante del resto (quizá sea mera supervivencia). El hecho de que los economistas hagan pronósticos sobre economía se debe, simplemente, a su condición de humanos, y a que la información que manejan es la económica.
Si hacer previsiones es peligroso, anunciarlas desde el estrado y la categoría de presidente de gobierno lo es aun más. Pero Rajoy no le teme a nada.
Un tío en la cárcel dice que tiene papeles que podrían hacer caer a un gobierno pero, ¿y? La sociedad del TT y de las manifestaciones vacías saben que no puede ocurrir nada. Que lo mejor que podemos hacer es mirar la oscuridad del mundo e intentar hacer humor con ello.
No me malinterpreten, no está del todo mal. En esta vida lo mejor que uno puede hacer es intentar ver el lado gracioso de las cosas. La ironía misma de la injusticia natural (concepto raro porque mezcla la subjetividad de lo que es justo con la objetividad de lo que es, la naturaleza, entendida en sentido amplio como la existencia).
Mi excel me permite prever que el empleo empezará a aumentar en febrero de 2014. Pero para ello tengo que hacer funcionar uno de los conceptos más importantes de los economistas (y también el mismo que hace que el 90% de las veces estas previsiones no funcionen). Invocando al dios Ceteris Paribus uno puede hacer verdaderos trucos de magia. También es el escudo de los economistas (por eso nos gusta tanto), ya que si no se cumple nuestra previsión siempre se puede decir que “cambiaron ciertos patrones que no debían haber cambiado”. Una tontería supina, claro. ¿Qué valor puede tener una previsión que no tiene en cuenta que lo que la rodea puede cambiar?
Pero no hay que ponerse negativo. Hacer previsiones funestas y catastrofistas no van a ayudar a lo que muchos creo que quieren conseguir. Seguir anunciando a los cuatro vientos que Rajoy es incapaz de crear empleo como único leitmotiv de tu mensaje político tiene un riesgo bastante alto. ¿Qué pasa si, al final, sí se crea empleo?
La democracia tiene ciertos problemas, y uno de ellos es que la gente olvida rápido. La gente no vota estratégicamente, con la cabeza, y quizás tampoco con el corazón (siempre quedas las tripas). Y como no hay nada como bajar hasta el cero para que todo crecimiento sea infinito en términos relativos, estoy bastante seguro de que tenemos gobierno del PP como mínimo para unos seis años más. La duda es si tendrá que pactar con UPyD en las siguientes. Pero ¿lo ven?, ya estoy volviendo a mirar por la bola de cristal.
Lo único que quiero decir es que la oposición lo está haciendo rematadamente mal. Y por oposición me refiero a toda, no sola la política. Pero claro, siempre te queda preguntarte ¿es que se puede hacer algo más? ¿Sacamos los tanques ya para sacar a Rajoy de la poltrona?
Hay que tener mucho cuidado con según qué mensajes, pues pueden llevar, no a equívocos (pues algunos están claramente intencionados), sino a situaciones que muchos no preverían (por no querer jugar con sus bolas, y que mal ha sonado eso).
Y sobre el devenir del mundo, me gusta destacar la siguiente cita de (creo) Alan Moore, no diré que esté al 100% de acuerdo con ella, pero es un buen punto de partida a la hora de hablar del desastre en el que nos encontramos: