Nos falta cordura para evitar accidentes irresponsables


En el verano del año 2013 tuvimos el accidente de Santiago de Compostela que nos llenó de tristeza e inundó gran parte de nuestra capacidad para soportar los dolores ajenos. Ha sido muy duro contemplar casi en directo y con todos los detalles posibles los dramas de muchas personas por una imprudencia de una sola persona. 

Somos capaces de cometer errores de gran calado sin que seamos responsables de evitar las irresponsabilidades humanas.

Nos falta cordura en asumir responsabilidad básica. Si somos capaces de llevar a 200 km por hora a 300 personas, deberíamos tener sistemas para no depender solo de una persona.