Esta imagen ha recorrido las redes sociales por agresiva y aunque consentida, un mal ejemplo de lo que deben ser unas fiestas y una libertad.
Dudo mucho que esta chica estuviera deseando ser sobada por manos desconocidas, dudo que en una situación normal fuera capaz de mostrarse así en público y menos dejarse fotografiar para ser observada durante años por quien quiera. Pero a veces empleamos la libertad individual (o no) en equivocarnos en público.
Los hombres que lanzan sus manos al aire no disfrutan más allá del “yo estuve allí”, nadie se siente responsable de nada de lo que sucede. Pero sucede. Y no soy capaz de saber qu
é tiene más valor, si la libertad individual de la chica o la mala utilización de la libertad por tener sus facultadas atenazadas por el lugar, el momento o el alcohol. Tengo dudas, las que no tuvieron ninguno de los protagonistas en ese momento. Al final, somos humanos con todo lo que eso supone, también con nuestro derecho a equivocarnos.Tengo una duda ¿salvó las gafas de tamaña operación?