¿Qué deberían hacer Obama, la ONU, Europa o la CEE ante Siria, un problema que no tiene ninguna salida correcta y en donde no se garantiza que no se vaya a estropear todavía más la situación, si se mueve por error una ficha clave?
Parece
seguro que el Gobierno de Siria cometió la barbaridad de atacar a sus
ciudadanos con armas químicas, provocándoles la muerte a centenares y dejando
miles de enfermos.
Parece
claro que los países occidentales no debe permitir este crecimiento de la
violencia (no deberían permitir ninguno) que supone romper las reglas que entre
todos ellos (los más poderosos) se han impuesto.
Estamos
seguros que el problema de Siria es grave, complejo, con muchas aristas que se
ven o permanecen escondidas, donde intervienen muchas más situaciones que las
puramente internas.
Conocemos
los grupos que forman la oposición al Gobierno de Siria y el mundo occidental
tiene severas dudas de que sean la solución a los problemas actuales. Al menos
visto desde la perspectiva occidental, sea social, religiosa o política.
Sabemos
que la importancia (por separado) de cada una de los países en esta zona tan
compleja es mucho menor que el que representan sus amigos, sus enemigos, su situación,
sus religiones, sus influencias ente la comunidad internacional.
Estamos
seguros que solo EEUU es capaz de liderar (para bien o para mal) un ataque
contra el Gobierno de Siria. E intuimos que la ONU está acabada o muy
manipulada.
Todos
afirmamos que un ataque contra el Gobierno de Siria no puede ser terrestre, en
la misma medida que intuimos que solo un ataque terrestre sería capaz de
cambiar las situaciones en el medio plazo.
Cuando
comparamos Siria con situaciones anteriores, en Irak, Libia, etc., siempre
entre el miedo del error, la barbarie de las acciones de guerra, las
incapacidades para resolver. Y admitimos que no hay término medio, que todas las guerras son brutales y que los ataques a la población civil siria es vergonzante para todos, pues todos somos responsables si empleamos el silencio.