Motivar a los trabajadores de una empresa con dinero es lo más sencillo y fácil. Y efímero pues es la motivación que antes desaparece. La motivación de las personas de un equipo se deben basar en proyectos a largo plazo. Aumentar “el” sueldo es una decisión a corto plazo que afecta a una persona y a veces fastidia a otras creando un efecto negativo en el conjunto del equipo.
Las personas se tienen que sentir bien pagadas por su trabajo, algo que ahora parece imposible. El buen sueldo es una obligación moral para tener una empresa en el mercado con posibilidades de crecer. Pero cuando hablamos de productividad, calidad, responsabilidad, competitividad, se nos olvida en las empresas entender que es debe asentarse sobre unos procesos de motivación básicos, sin los cuales es imposible tener un equipo de primera.
En una empresa debe haber muy buen trato y excelente relación laboral. Esto SI motiva a los integrantes del equipo. Pero no hay que confundir un buen trato con un trato familiar, son incluso antagónicos.
Se debe reconocer el buen trabajo, el esfuerzo, las ganas de mejorar, los deseos de adaptarse. Muchas veces con un simple diálogo de reconocimiento sirve.
Todos (casi) los trabajadores desean tener un futuro mejor o más tranquilo, con menos sobresaltos, con mejores puestos o con ascensos en su carrera. Hay que conocer los deseos de cada operario y tenerlos presentes en las decisiones de futuro que la empresa tome.
En los últimos años el trabajo ha perdido importancia dentro de muchas empresas. Lo normal es despedir, enfriar las relaciones, bajar sueldos, perder derechos. La factura de estos errores vendrá con retraso, pero vendrá y habrá que pagarla.