Tras cualquier derrota guerrera viene el dolor y la pena, la grisura social y el dolor, la muerte y la sangre seca. Es Egipto en el verano del 2013. Tras la noche del 14 de agosto en donde murieron más de 500 personas y casi 4.000 resultaron heridos. No sabemos hoy en qué acabará todo, pero sí sabemos como corre la sangre por las calles.