La depresión y la ansiedad son los trastornos más característicos de la vida afectiva. Ambos representan las formas más frecuentes de expresar los sentimientos, las emociones y las pasiones, que son las tres fórmulas esenciales de la afectividad.
Los sentimientos son el modo diario en que se manifiesta todo lo que no es intelectual, es subjetivo y siempre tiene una tonalidad positiva o negativa.
Una emoción es una vivencia de agitación más breve y recortada, pero súbita que se acompaña de síntomas físicos: Ansiedad, pánico, terror, desesperación… Estos siempre se producen de forma brusca perturbando el orden que tenía el sujeto.
Si nos referimos a las pasiones, éstas son experiencias internas tan intensas como una emoción, pero de duración similar a la de los sentimientos.
En cualquiera de estos estados se puede dar depresión o ansiedad dependiendo de la agudeza, intensidad y duración con que se vivan.
Existen unas zonas de influencia clínica en las que se entrecruzan manifestaciones de ambas series, hablamos en concreto de síntomas melancólicos y ansiosos asociados, ya que es posible que algunos trastornos depresivos mayores incluyan síntomas ansiosos.