El valor del trabajo ha decrecido, hay menos trabajo y más personas
dispuestas a trabajar que esperan desempleadas las migajas laborales, hay más
formación teórica y más deseos de que el producto salga muy barato al mercado.
No se valora la calidad como antes, en una programación de la obsolescencia que
viene muy bien a las industrias, pues cuanto antes se rompa el producto antes
se vuelve a comprar uno nuevo.
El consumo es la herramienta de futuro, pero ahora se están
dando cuenta que si no tenemos dinero no podemos comprar y no logramos consumir
lo que antes ya han establecido por nosotros.
Somos lo que podemos consumir.
Esta crisis en España es más dura simplemente por que nos
hemos endeudado tanto que ahora ya no podemos seguir endeudándonos más. Lo
tenían programado, lo sabíamos muchos. Es imposible sobrevivir debiendo décadas
de sueldos en hipotecas que nos decían baratas pero que cada año que nos
creíamos más ricos tardábamos más años en pagar. Nos creíamos ricos a costa de
deber más y más, pues comprar era muy sencillo.
Tanto debemos hoy que ya no podemos seguir consumiendo, ya no
cambiamos de vivienda o de coche y se hundió el invento. Pero no para todos por
igual. Algunos simplemente tenían dinero, otros tenían deudas y todos teníamos
trabajo que vemos perdiendo poco a poco.
Necesitábamos tiempo, una década vacía para que las personas
fueran pagando sus deudas y así compensar la contabilidad global. Pero ha
venido la crisis dicen que mundial a la vez que la nuestra y hay que pagar los
intereses de las deudas globales lo que nos convierte en deudores para siempre,
pues no podemos amortizar sino solo pagar las cuotas que son solo de intereses.
Hablo en la globalidad (otra vez la globalidad, cachis) de nuestras
contabilidades totales.
Pedimos por favor que se nos imprima dinero, que suba la inflación,
que se nos rebaje la deuda o sus intereses con la prima arriesgada esa, pero no
nos hacen caso en Europa. Dicen que hemos vivido por encima de la lógica y es
verdad. Nos engañaron y ahora decimos todos nosotros que nunca hemos vivido por
encima. Pero en vez de irnos a Salou nos íbamos a la Riviera Maya, en vez de
comprar cava comprábamos champán, queríamos piso en el centro, en la playa, en
el pueblo y otro para alquilar por si acaso. No, no, todos no, ya lo sé, pero
cada uno en sus posibilidades. ¿Cuántos móviles había en el hogar de nuestros
amigos con hijas? ¿y coches, televisores y ordenadores? Todos de importación
pues España no fabrica nada, lo teníamos que comprar a cambio del turismo y
poco más pues España no fabrica suficiente para exportar a cambio de nuestros
iPad o Samsung que compramos de importación.
Somos lo que podemos consumir, es decir, muy poca cosa.