¿En qué nos debemos fijar a la hora de seleccionar una residencia para nuestros familiares o para nosotros mismos?
Presupuesto económico: La mayoría de las residencias de nuestro país son privadas, lo que supone un desembolso económico que no todo el mundo se puede permitir y, acceder a un servicio de carácter público es complicado.
Localización: Deberemos buscar un centro, una Residencia de Mayores, que esté cerca del lugar donde viven los familiares, para que todo sea lo más normal posible. Las visitas son muy necesarias y cuanto más cerca estén del Centro, mucho mejor para el anciano y para la familia.
Grado de dependencia: El grado de dependencia nos va a condicionar sobremanera la elección que hagamos ya que no se tratará de lo que queramos, sino de la opción que responda a estas necesidades básicas. A mayor nivel de dependencia, más opciones de tener plaza en una residencia pública.
Algunos de los aspectos básicos que se deben considerar en estas visitas y en todo el proceso de búsqueda y elección de residencia son los siguientes:
Salubridad: Las condiciones de limpieza y salubridad deben ser correctas
Accesibilidad: La amplitud de los espacios y el acondicionamiento de los mismos tienen que dar respuesta a las necesidades de la población que atienden y sus dificultades de movilidad, así como garantizar la máxima comodidad posible.
Seguimiento del proceso del residente: es imprescindible que se desarrolle un correcto sistema de seguimiento individualizado de la evolución y el bienestar de la persona mayor, así como que esta información se traslade a la familia de forma frecuente, tanto más, cuanto más crítica sea la situación.
Profesionales y atención:. Tan importante es conocer las ratios de personas al cargo de cada uno de los profesionales de atención directa, como saber qué perfiles profesionales existen en la residencia. Debería haber, como mínimo, médico, psicólogo, ATS/DUE, fisioterapeuta, terapeutas ocupacionales, trabajador social y técnicos de integración social, además, claro está, de puestos más administrativos .
Formación de los cuidadores: Es fundamental obtener la máxima garantía posible sobre el adecuado nivel de formación y el buen trato que cada uno de los profesionales dispensan a los residentes.
Servicios mínimos:, En la residencia deben quedar cubiertas, al menos, las siguientes áreas: sanitaria, funcional, psicosocial, Neuropsicológica y conductual y, por último, el área de intervención familiar.
Dieta y transporte:También debemos valorar la disponibilidad de transporte adaptado y, todo lo relativo al servicio de comida, tanto en su calidad, como en su variedad.
Servicios complementarios: Que aumentarían la calidad de vida de la persona mayor, pero no los consideramos imprescindibles. (peluquería, estética, podología –) y realización de actividades fuera de la residencia e integración en la comunidad, etc.
Protocolo de admisión:Es un aspecto fundamental a la hora de decidirse por una residencia u otra, fundamentalmente, en todo lo referido al conocimiento de la persona mayor y su entorno más cercano.
Conocer a la persona, sus gustos, preferencias, habilidades, dificultades, necesidades, problemas de salud, su historia de vida,… es imprescindible para prestar una atención de calidad y para que el residente se sienta a gusto, como en su propia casa (o casi).