La idea más común es que todo ser humano necesitamos 8 horas de sueño reparador para funcionar bien en las restantes 16 horas. Siendo cierto y admitido, tiene sus variables pues no todas las personas son iguales.
Hay personas que con 4,5 horas tienen suficiente y nunca tienen somnolencia. Es peor dormir mal, no alcanzar los niveles óptimos de sueño por trastornos diversos.
Debemos saber que los ciclos de sueño duran unos 90 minutos, por lo que se aconseja dormir en múltiplos de estos 90 minutos. Dormir 6 horas o dormir 7,5 horas es más correcto que dormir 8,5 horas. No deberíamos interrumpir un ciclo para levantarnos más descansados y relajados.
Es importante tener unos hábitos siempre iguales para acostarse y levantarse. Los que sean, pero repetitivos aunque sin obsesionarse por ello. Es conocido que hay trabajos que imposibilitan este acto, lo que se traduce en problemas de salud, que van desde leves a moderados.
Debemos intentar acabar los problemas del día antes de entrar en el tiempo “de noche”, en el tiempo de dormir. Hay que aparcar problemas y dedicar el tiempo previo a dormir a recordar momentos interesantes, sensaciones positivas, espacios vitales que sean alegres.
Y recuerde que si sufre de apnea (o cree sufrir con paradas de la respiración mientras duerme) debe acudir al médico de familia que le aconsejará lo correcto, lo mandará a la Unidad del Sueño y se le diagnosticará su importancia. Es un trastorno para toda la vida que hay que tratar con regularidad.
¿Y sobre la siesta?, pues efectivamente la siesta es beneficiosa siempre que no supere los 30 minutos o entre 20 y 40 minutos. Si dormimos más tiempo se reducirá el tiempo de calidad en nuestro sueño nocturno.