Consejos para preparar la jubilación


La Jubilación es un momento decisivo de la vida. En muchos casos, este final de la vida laboral conlleva estados de depresión y ansiedad en la persona. Para hacer frente a esos efectos la experta en psicogerontología Olga Sanz nos da algunos consejos importantes para prepararnos o para ayudar a nuestros mayores a prepararse ante la jubilación.

Preparándose para la jubilación

La jubilación es un proceso económico, social y cultural particular de nuestra época, una consecuencia de la sociedad industrial y post-industrial. 

A nivel individual, es el periodo de la vida en el que una persona deja de ejercer su profesión habitual, ya sea por la edad o por otros factores de tipo  económico, como reajustes en la empresa en la que ha prestado servicio (es el caso de la jubilación anticipada).

La jubilación es uno de los cambios más importantes en la vida de una persona, pues supone una transición radical de una etapa fundamentalmente activa a un estilo de vida con más tiempo libre.


Cada individuo vive esta nueva etapa de un modo diferente dependiendo de varios factores, como la forma en la que valore el trabajo, sus expectativas, sus relaciones familiares, sus habilidades y aficiones, su entorno social, sus circunstancias económicas, su estado de salud, etc. 

En el caso de que todos o muchos de estos factores sean positivos, es decir, que la persona próxima a jubilarse disfrute de una buena salud general, que se rodee de un grupo de amigos con intereses comunes, que se sienta útil y arropada por su familia, etc., se estarán dando los elementos necesarios para que disfrute de una nueva etapa con más tiempo libre, con oportunidad para descansar y para dedicarse a actividades que le resulten placenteras.

Sin embargo, para muchas otras personas la jubilación constituye un conjunto de dificultades que sienten que no pueden solucionar por si solos, como la mala salud, la pérdida de relaciones sociales y de reconocimiento, el aislamiento y el aburrimiento, la rutina y la soledad, la escasa o nula actividad diaria y los problemas económicos. Todo ello puede sin duda repercutir en el estado de ánimo de la persona jubilada y originarse en ella pensamientos de inutilidad y sentimientos de vacío y tristeza.

Esta “sensación de pérdida” se debe tratar de compensar con un punto de vista más amplio y con un plan de “preparación de actividades para la jubilación”, para que el sentimiento de “pérdida de actividad laboral” se convierta en “ganancia de tiempo libre”. 

Para evitar que una persona jubilada se vea afectada por una depresión, hay que lograr que lleve un estilo de vida activo, que se interese por el mundo que le rodea y que participe en una sociedad que le aprecia y le valora.