Recuerdo que escribí a mediados de junio de este año, que se avecinaban tiempos en donde la incipiente recuperación económica sería anunciada a bombo y platillo. Los datos confirmaban los que muchos estamos esperanzados de que ocurra, una mejora paulatina de las condiciones de mercado que permitan encarar un crecimiento económico sostenible y que acabe repercutiendo en beneficio de los españoles.
En esta fase surgen ciertos encontronazos por parte de los que defienden que la crisis ya se ha terminado (gente positiva) y los que creen que todo está perdido (gente negativa). Esto se aúna con el hecho de que los datos económicos lo que muestran es una mejora en el ritmo de destrucción de la economía, que hace que este sea cada vez menor, y no un crecimiento per sé (que se espera para 2014).
Para que un coche que vaya hacia atrás pueda ir hacia delante, lo primero que tiene que hacer es dejar de ir hacia atrás. Y así, la recuperación, definida como una menor caída (como una menor velocidad en sentido contrario), es una condición necesaria, si bien no suficiente, para la expansión económica.
Pero algunos políticos, el ministro Montoro a la cabeza, parecen haberse fumado de golpe todos los brotes verdes que tenían guardados, y han acabado diciendo cosas como que España va a “dar lecciones a Europa y el mundo” del fenómeno inédito que es nuestra recuperación. Algunas citas son esperpénticas, como:
“Pero miren la gente que está trabajando… miren la gente que ha emprendido y ha creado puestos de trabajo en nuestro país. Como nunca. Como nunca había ocurrido en nuestra historia. Somos el ejemplo del mundo”.
¿Puestos de trabajo creados como nunca? ¿Pocos días después de que se anunciaran los datos de empleo de agosto donde se perdieron 99.069 puestos de empleo?
“España, el gran éxito económico del mundo. Cuando uno examina un manual de crecimiento económico, España, está en el máximo, en ese manual, en la parte aplicada, ¿Cuáles son las teorías del crecimiento económico? Las que sitúan a España junto a otros países, efectivamente asiáticos…”
Si escuchan los audios verán que incluso lo saco favorecido, eliminando incoherencias propias de alguien que improvisa sin saber muy bien qué narices está diciendo. Recordemos que este hombre es catedrático, y ministro.
Mientras, nosotros seguimos con nuestra particular devaluación interna, y rezamos a los dioses (financieros y externos) sacrificando nuestro sistema del bienestar (esperanzados de que todo sufrimiento conlleve una recompensa, otra condición necesaria pero no suficiente).
Nuestra economía parece empezar a sintonizar una mejoría. Ya he hecho un pequeño análisis del segundo trimestredonde se puede observar este cambio de tendencia, pero hoy quiero poner otro, más incorrecto, quizá, en el sentido de que son variables nominales (sin descontar el factor precios), algo necesario para comparar los pesos de cada partida:
Lo que vemos es un sector exterior boyante, que ya ha vuelto a la tendencia de medio plazo, y que sigue aumentando su ritmo de crecimiento (si bien aun no ha llegado a los de 2011), y una demanda interna por los suelos, sobre todo después de aumentar nuestras importaciones un 3,1% en el último trimestre.
Esto es lo que ya se sabe con las devaluaciones internas, bajas salarios, cae la demanda interna, pero como bajan precios aumenta tu competitividad y puedes exportar. Pocos economistas te dirán que estos efectos no existen, lo único en lo que discutimos es en la fuerza de cada uno de ellos. Si prima el efecto renta, nos vamos a pique, si prima el efecto competitivo, empezamos a crecer.
Podemos sumar las dos partidas (privada interna y externa). Y entonces tenemos esto:
La demanda privada, como suma de la interna y la externa ha ido siendo cada vez peor desde finales de 2010. Sí, el empeoramiento es leve, lo justo como para que hoy por hoy esté en terreno negativo o al menos no pueda potenciar el crecimiento. De hecho, sí comparamos nuestra situación con la de hace dos trimestres, entre la demanda privada y pública, encontramos que es la mejora en la demanda pública la que mejora el ciclo económico (ha pasado de caer en 5.600 millones a tan solo 1.400), y no la privada (que pasa de crecer en 200 millones a caer el 1.000), porque, hasta ahora, toda mejora del sector exterior ha sido lastrada por el empeoramiento de la demanda interna.
Si nuestras exportaciones han aumentado, además, se debe a la mejora paulatina de una Europa que también había pasado un 2012 castigado contra la pared. Es, sobre todo, la mejora en la renta exterior, y el salir a nuevos mercados (obligados para no perecer, si bien esto repercute muy positivamente en nuestro sector exterior), y no nuestra mejora competitiva (que sigue siendo un proceso lento), lo que permite aumentar nuestras exportaciones. La devaluación interna solo está empezando realmente ahora, que empiezan a verse (en algunos sectores) un descenso en los precios.
Como también dije en junio, parecía que los planes de austeridad se habían frenado, gracias a que nos dejaban cierta laxitud con el déficit, y eso nos ayudaría levemente. Podemos ver en la variable de consumo público como la caída al menos ha dejado de crecer. Además los impuestos han dejado de aumentar e incluso han anunciado que los bajarán, aunque esto entra claramente dentro de la campaña electoral que el PP ya ha empezado y el PSOE no ha sabido ni empezar a trazar. Sigo en mis trece de que tenemos Partido Popular como mínimo unos seis años más. Y es que da igual que yo escriba aquí un sesudo análisis contra sus políticas económicas (cosa que no he hecho, pero lo han hecho otros), sin una cara capaz de aglutinar los votos de la sociedad descontenta, nos quedamos viendo las musarañas.
Si bien la recuperación parece estar a punto de instalarse en el debate, hay muchos frentes abiertos que ofrecen dudas, normales en un estado en el que los cimientos de nuestro sistema económico siguen siendo tan endebles como al principio.
Europa sigue un camino parecido. La recuperación ya está aquí, pero en el último mes las exportaciones y la producción industrial de Alemania han vuelto a terreno negativo (sus exportaciones caen en términos reales un 2,5% interanual). El precio de petróleo vuelve a estar en máximos y los emergentes ahora amenazan con coger el testigo de las malas noticias económicas
¡Pero el empleo va mejor!
Si al menos el empleo fuera mejor…
Queda septiembre para acabar el trimestre, claro, pero de momento hemos visto, como siempre, que los políticos y tertulianos van con meses, (trimestres incluso) de retraso. Ahora están anunciando un cambio de tendencia, porque el paro ha caído en 31 personas. Esto denota la necedad de los que salen por televisión (en su mayoría, tampoco quiero generalizar). En primer lugar, porque el cambio de tendencia se dio ya a finales de 2012, cuando el ritmo de destrucción de empleo dejó de aumentar y empezó a caer. Como digo, condición necesaria, si bien no suficiente, de que crezca el empleo.
Pero, ay amigos. Es cierto que ha cambiado la tendencia, pero a peor. En los dos últimos meses se ha destruido casi el triple de empleo que en el segundo trimestre.
Quizá en septiembre aumente el empleo y consiga recuperar o mejorar el ritmo, pero sería bastante sorprendente estos bandazos en los datos.
En resumen: Se atisba una cierta recuperación, gracias a la cierta laxitud en los planes de austeridad que al menos han frenado el ritmo de destrucción de la demanda pública, y al aumento de las exportaciones, mientras nuestra demanda interna parece querer irse de nuevo hacia los abismos. El futuro más a corto plazo parece querer ser positivo, y aunque yo también era ligeramente positivo, los dos últimos meses no han sido muy buenos para el empleo, y los fundamentos siguen estando por los suelos.
Aun así, creo que es incluso mejor que Montoro se piense que volvemos a estar en la champions league de la economía (la que se montó cuando se dijo esto, ¿os acordáis?), así quizá deje de hacer tonterías y toquetear de mala manera nuestra economía.