Este Rey, el de Holanda, un tal Guillermo Alejandro, dice a
su pueblo que el “Estado de bienestar” es imposible de soportarlo en Holanda,
que hay que cambiarlo por una “sociedad participativa” que suena muy bien y
sabe mucho peor.
Era su primer discurso como Rey, así que la importancia es
clara, pues indica sus senderos reales, sus dudas e incapacidades. O tal vez
sus lógicas decisiones si está convencido de lo que dice.
Y es que los holandeses están asustadísimos pues les han dicho
que si no cambian pueden llegar a un 7,5% de desempleo. Tremendo a la vez que terrible,
han debido pensar. Nada, no pasa nada, aquí tenemos un 26% y los bares están
llenos.
Una sociedad participativa es simplemente una sociedad en
donde no todo va a depender del Estado, sino que habrá partidas, gastos,
servicios que tendrán que pagar los ciudadanos. Papa Estado se acaba pero curiosamente
no se acaban los dispendios mal utilizados por sistemas de gobierno arcaicos.
Somos capaces de insistir en que ya no es posible gestionar a las sociedades en
el siglo XXI como en el siglo XX, pero no cambiamos los sistemas anacrónicos de
la Edad Media, que solo sirven para las revistas rosas.
Como siempre los que salen perdiendo son las clases medias y
bajas, los enfermos, los desempleados y con menos capacidades, los niños, los
enfermos y los ancianos. Nada nuevo. Los romanos y los fenicios tampoco querían
a estos grupos sociales pues eran una carga y no servían como esclavos. Eso si,
ahora tenemos Wifi.