El humor negro tuvo su tiempo, tal vez en años en que llegamos a creernos que no había pobres, inválidos sin atender, personas con menos sufrimiento que en tiempos pretéritos. Al contrario que ahora.
Entonces nos reíamos más del sufrimiento, tal vez por no tenerlo tan presente. Pero ahora como es lógico, reírse del sufrimiento ajeno es obsceno, pues nadie estamos libres de caer en el dolor. Summers era maestro de lo cínico, del reírse sobre esa línea hoy inentendible, de la visión celtibérica del humor, del clásico humor negro y casi asqueroso.