No voy a ser yo quien descubra a la Iglesia Católica como una gran censora del sexo que se
convirtió en auténtica enfermedad cuando lanzaron la Contrarreforma. Este
Cristo de la Minerva del genial Miguel Ángel iba desnudito, enseñando las cosas
que suelen tener los hombres en su sitio. Pero nada como añadirle un trapo
dorado para que nada se pueda ver. Cristo no tenía pene ni testículos, debieron
pensar.
Si Miguel Ángel decidió ponerle referencias de hombre a este
Jesucristo, lo básico sería respetar su obra, pues no se nos olvida que siempre
nos habían dicho que era Dios convertido en hombre o al revés. Eso, o nos están engañando o nos han engañado o han jugado con todo lo que dicen para liarse ellos mismos. Al final el que se ha liado he sido yo, jope.