Un país que sube un 0,25% las pensiones de 600 € y que admite un pago de 700.000 € por un reportaje en la revista Hola a una tonadillera que ha sido juzgada y condenada por jugar con dineros públicos, es un país condenado al caos o a tener que cambiar todo.
Mirar a otro lado o pensar que no somos responsables y callarnos es avanzar hacia el caos.
Que por salir el hijo de la tonadillera a hablar mal de la madre de su hijo en televisión cobre entre 150.000 y 200.000 € es otra señal de que nos acercamos al basurero, soportando seis millones de españoles desempleados y con su futuro herido.
Podemos encontrar excusas de libre mercado para contentarnos, pero gobernar es también modificar barbaridades de ese supuesto mercado al que adjetivamos libre para confundirnos.