Todos tenemos amigos desempleados que ya se han desesperado
en la búsqueda de un nuevo trabajo digno a su edad o a su experiencia. Con sueldos y condiciones indignas. Que incluso ya no mandar CV ni acuden a entrevistas
sin seleccionarlas antes, pues saben que es perder el tiempo. El suyo, que ya
no vale para nada.
La depresión está presente en muchas de estas personas, en distintos grados y sin duda
las heridas sociales también les afecta de muy diverso modo, así como el comportamiento social y familiar que les rodea.
Saldremos de esta crisis, sin duda aunque no sepamos definitivamente cuando, pero
saldremos heridos como sociedad. Estas lesiones sociales pero también mentales tardarán en cicatrizar y no
sabemos qué herida interna nos dejará. La España del 2000 ya no volverá a estar
con nosotros. Viene la España de 2020 totalmente diferente.
Los jóvenes no encuentran ninguna posibilidad de
independizarse y se van haciendo mayores. Saldrán rotos y sus malas caras con
el empleo y el gasto se notarán durante décadas. Su desafección hacia la
política actual tardará en resolverse.
Creo que no nos estamos preparando para soportar los cambios
sociales, seguimos pensando que toda reforma es capaz de asumir y cicatrizar todo. No hay
esperanza y aunque vuelva no estamos diseñando cómo. Pero habrá que curar a muchos millones de españoles porque necesitamos contar con ellos. Y sus heridas son muchas y algunas no se notan. Todavía.