Nace
ICON de la factoría El País como se remodelo El País Semanal hace escasamente
dos semanas. Dos cambios profundos que busacan revitalizar sus apuestas en
papel para seducir a los jóvenes y no tan jóvenes, en busca de atrapar la
modernidad y la cultura. ¿Lo consiguen?
Hay cambios necesarios que cada cierto tiempo hay que
realizar en los diseños de productos de consumo. Otra necesidad es adaptarse a los cambios que
se van produciendo, algo complicado cuando tenemos que seguir soportando el
papel como soporte que se sabe su transformación entre la casi nada y el uso
exquisito.
Pero la transición hay que realizarla y El País lo está
intentando para salir de sus bajos números de “clientes”. El ataque digital está aquí para quedarse y amenaza ser durísimo.
La baja publicidad en general (y por ello la pérdida de rentabilidad de los productos que viven de ella) es un efecto del bajo consumo. Si mañana
El País o ICON lo leen quince millones de personas, la publicidad aumentará
brutalmente. Y con independencia del precio que paguen los lectores por el
producto, será un éxito económico. Mucho más si el consumo se produce por
internet que no lleva un coste añadido por número descargado.
El Mundo lo sabe también y está jugando a entregar muy
barato un producto con tal de que lo vean muchos lectores. Tan importante o más
es el precio de la subscripción como el número de lectores, para que algo sea
negocio.
ICON está muy bien realizada, bien diseñada, moderna, con
una fotografía muy cuidada y seleccionada, con artículos de opinión que podrían
ampliarse, con contenidos que habrá que pulir y seleccionar en algunos casos,
aun sabiendo que la publicidad directa o encubierta es la que manda. Entre sus
196 páginas hay mucho para elegir y cosas muy interesantes para seleccionar.
Cuando hablamos de un documento digital poco cuesta e importa
crear algo con 84 páginas o con 240. Incluso se permitiría crear algo con 239
páginas.
¿Algo negativo que decir? Pues tal vez faltan algunas
páginas de erotismo, algunas de mujeres hablando de hombres, un poco más de
tecnología y otro poco de internet, menos lujo carísimo y más lujo habitual,
alguna página social sobre la realidad del mundo. Es complejo lograr una revista como ICON y
que tenga personalidad propia sin pisar terrenos o temas que ya tocan
suplementos de la misma casa madre El País, pero hay que intentarlo. Por otra parte,
muy bien venido, muy bien hallado y seguiremos con agrado su funcionamiento en
busca del futuro, digital o no.