Si hay que ser provocadores, seámoslo. Pero elijamos bien antes. Se puede ser provocador cultural, provocador social, provocador político. Pero también se puede ser provocador empresarial, provocador creativo, provocador de liderazgos, provocador de equipos, provocador de ideas, de personas, de barrio o de naciones.
Y sobre todo se debe ser provocador interno, sentir que serlo es positivo para crear y lograr objetivos, para ser más pero sobre todo para poder entregar más.
No somos nada si solo somos nosotros.
Para ser algo debemos lograr que los demás sepan qué somos y para qué provocamos.
Lo importante no es provocar sino saber todos para qué provocamos. ¿Al menos lo sabes tú?