Hoy sigue haciendo frío, como queriendo dejar claro que es invierno aunque no lo sea. Ya nunca más me quejaré del verano y sus calores hasta que llegue el verano.
He tenido que bajar a la FNAC y estaba petada que es una forma de comentar que había más personas que libros y aparatos raros. No nos podíamos mover, tropezábamos entre nosotros. Los vendedores seguían sonriendo como si nada.
He agradecido el frío al salir, pues estar entre tanta gente llena de abrigos y poseer otro abrigo más encima de la camiseta de invierno, es como un castigo. He decidido volver andando para respirar entre la niebla, que es una manera distinta de ver las ciudades. Con niebla toda la ciudad es más gris pero también más triste y desolada. La niebla envuelve y nos convierte en más cercanos a lo que nos rodea, pues las distancias son menores y hay menos lejanía, menos elementos que nos hagan convertir en pequeños. Estamos más solos pero a la vez más dueños del entorno que nos envuelve.