Los políticos se están empeñando (en España) en buscar una
solución política al desempleo y a la economía. Como son malos políticos las
soluciones siempre son malas. Como la obediencia debida a los países
competidores es altísima las soluciones siempre dependen de que no molesten a
nuestros competidores.
Es como si tenemos una empresa a punto de la quiebra y las
soluciones antes de poderlas poner en marcha tuvieran que ser aprobadas por las
empresas de nuestra competencia.
Cerramos empresas y mandamos al desempleo público a sus
trabajadores sin intentar otras opciones. Les pagamos indemnizaciones privadas
y públicas si no llegan las primeras y les añadimos desempleo. Pero en muchos
casos se podría optar por la opción de que los propios trabajadores se hicieran
cargo de la gestión de la empresa con control y asesoramiento público pues es
quien pone el capital del rescate.
No apoyamos desde el sector público la productividad
exportadora desde empresas públicas, pero despedimos a trabajadores públicos
poco productivos, aumentando el desempleo. El dinero ahorrado en sueldos de
trabajadores públicos se debería emplear en crear empleo público de
productividad que generara beneficios y plusvalías, tipo transformación de
alimentos para exportar producto terminado y no producto primario, industria
naval o similar, inversiones públicas de infraestructura que facilitara la
comunicación con Europa de personas y mercancías, industria aeronáutica civil y
militar.
Admitimos que no hay crédito privado pero no somos capaces de
poner en funcionamiento crédito público a costa de análisis, asesorías y
controles de sueldos y tipo de contrataciones en las empresas que los
solicitaran. Un país debe facilitar las conversiones a costa de muchas
decisiones estratégicas, discriminando positivamente aquellas actividades
industriales y económicas que influyan en la forma de entender “país” para que
su rentabilidad sea además de para los empresarios para el país que sustenta y
apoya su actividad.
Los créditos públicos deben estar avalados no con bienes
embargables, sino con decisiones firmadas, como la NO venta a terceros de la
empresa, imposibilidad de reparto de beneficios mientras haya deudas públicas,
obligación de no despedir por causas económicas sin aprobación de Consejos o
Comités internos en donde tiene que haber representación de los trabajadores y
de la Administración, etc. Estamos hablando de empresas que solicitan ayuda
pública, luego deben tener control público en alguna medida, como lo hacen los
bancos cuando una empresa es deudora y morosa. ¿O nos creemos que los bancos
sobre todo a las PYMES no les dan “consejos” cuando hay morosidad? ¿o que los
bancos no detectan enseguida el funcionamiento de una PYME si les interesa su
control por el tamaño de su deuda?
Por otra parte es vergonzoso hablar de horas extra, de
alargar jornadas sin cobrar, de plantear reordenar los horarios entre jornadas
según servicios necesarios, cuando todos somos conscientes de que ya no hay
trabajo para todos a 8 horas día. Hay que admitir que ya es imposible seguir
creciendo en consumo a costa de trabajar 40 horas semanales al ritmo de
productividad actual que es muy superior al de hace dos décadas. Para el mismo
trabajo y el mismo consumo es necesario mucha menos mano de obra. La
incorporación de nuevos países al consumo supone incorporar también nuevos
países al trabajo. Luego hay que repartir y es deshonesto insistir en sistemas
laborales viejos en RRHH para realidades nuevas de capacidad productiva.
El trabajo será menor y esto le viene muy bien al sistema
capitalista pues nada es capaz de bajar más el precio que cuando hay una
sobreoferta. Por eso además de barato el trabajo tendrá menos derechos,
mientras no seamos capaces de entender y recambiar el trabajo con otro sistema
de fuerza social. Por ejemplo cambiar el trabajo por el consumo. Hoy para el
capitalismo tan importante o más que producir es consumir.
El “sistema” saca sus beneficios ya no de producir como
antes sino de vender y tirar. Y esto España no lo ha aprendido. Si tuviéramos a
los 5 millones de desempleados consumiendo tendríamos verdaderos problemas de
fuerza de trabajo, lo que no interesa al sistema. Pero no es posible consumir
con ayudas de 400 euros. Entre otros motivos por eso la devaluación interna es
positiva para la solución, una vez que resulta imposible la devaluación de la
moneda con respecto a tus mercados exteriores. Cuando más exportemos más
estaremos devaluando internamente nuestra economía pero menos capacidad de
consumir tendremos. Si lo que consumimos es externo salen las cuentas. Si lo
que consumimos es interno fallamos.
Es además evidente admitir que las clases medias y sus
partes sociales más bajas tienen delante un futuro peor, con menos
posibilidades, con menos derechos y posibilidades. El Estado del Bienestar
seguirá, pero posiblemente NO para todos. Excepto que seamos capaces de hacer
algo importante para cambiar esta dirección manipulada para salvarse los que
dirigen, que en la mayoría de los casos NO son políticos.
Estamos convencidos de que los políticos son los culpables,
lo que en realidad deja en un muy buen lugar a los mismos, pues se les ofrece
un poder que en realidad no tienen. Hoy los políticos o somos idiotas o están
manipulados o se dejan manipular a cambio de migajas o nos creemos unas ideas
pero no pasamos de ser teóricos. Es decir inútiles. Los que dominan el poder
real no son políticos pero se afianzan en los políticos para legalizar sus
decisiones escondidas. Es decir unos manipulan y otros se dejan manipular con
conocimiento o sin él.
El Capitalismo está en plena transformación y curiosamente
sabe transformarse y gran parte de su éxito es precisamente su capacidad para
adaptarse a las historias. Pero en cambio no existen ideas teóricas diferentes
tras muchas décadas de vacío competencial contra un sistema distinto. Podemos
odiar al capitalismo pero debemos admitir también que somos unos incapaces al
no presentar un recambio. Fijémonos que solo lo pedimos teórico y ni eso.
Acabado el comunismo, convertido el socialismo a una mezcla socialdemócrata con
liberalismo humano, queda solo el capitalismo con diversos matices. Y la
sociedad solo parece aspirar a que el capitalismo parezca rojo en vez de
parecer azul.