Con la caída del Muro de Berlín (que todos celebramos) se
hundió el comunismo y dejamos al socialismo al borde de la izquierda, cogiendo
miedo de ser el extremo de algo. A continuación y tras el miedo tomó la decisión
de centrarse pero sin que surgiera nada a su izquierda, es decir, dejó de ser
socialista pura, para seguir siendo el final ideológico por la izquierda. La
derecha se frotaba las manos.
La sociedad desde 1989 ha visto como se movía el mundo europeo
con distinta gana y gracia. Hasta llegar a una desafección brutal hacia lo
europeo, hacia la política y sobre todo hacia la izquierda organizada. La
sociedad no tiene referente ideológico aunque en pequeñas organizaciones sigue
agrupada en torno a diferentes asuntos casi todos alejados de la política
oficial. La derecha no lo necesita.
Y a su vez asistimos como el votante en general asume la
depresión, la injusticia, la pérdida de Estado, de bienestar público, de
derecho laboral o incluso la corrupción mientras vota a grupos conservadores
(los padres protectores) o a grupos de extrema derecha vayan por libre o
escondidos dentro de algunas siglas o se queda en casa olvidándose de todo lo
que significa política.
Mientras tanto los socialistas, ese extremo social de la izquierda
(pues no hay después de ellos otra ideología oficial) siguen (seguimos) asustados
y perdidos en el desierto. Si no somos referentes de nada, de ideas o de
soluciones, no podemos pretender que la sociedad crea en nosotros.
Las ideologías no se imponen, ninguna, pero si se pueden
enseñar, publicitar, explicar. Hacer pedagogía social para explicar las
diferencias. Pero aquí otra vez la izquierda ha vuelto a equivocarse al pensar
que explicar es vender, luego es algo bastardo que no hay que hacer.
Hoy la sociedad no sabe qué son las izquierdas, curioso. No
sabrían explicar en que se diferencian de los conservadores pues creen que todos
roban, están corruptos, buscan solo su interés personal, son iguales, solo
desean mantener el sillón.
La izquierda socialista ha perdido su referente obrerista,
universitario o cultural. Quedan los retazos de una sociedad de la Transición
que sí saben lo que es no tener democracia o no tener socialismo como referente
de contrapeso. Pero es una parte social de edad avanzada, cansada, menos
respetada que hace una década, con menos poder y sobre todo sin ideas nuevas.
O se crea otro referente de izquierda ideológica diferente
al socialismo —algo sumamente complejo pues hoy no hay líderes mundiales con
suficiente respeto social—, o se asume desde los socialismos que hay que
trabajar MUY DISTINTO, o se irá diluyendo la izquierda tradicional en otra cosa
sin definir todavía. Tres opciones que el tiempo irá dando forma mientras la
sociedad más necesitada sigue perdiendo derechos sin que nadie asuma más
deberes. Hoy tenemos mucho menos Estado que hace un década en Europa y en
España y parece que no nos importa a nadie.