La fuerza del trabajo bien hecho sigue conquistando los resultados. Y tal vez sea eso lo único que lo salva de perderse en el olvido. Hoy ya no se cree con igual fuerza en la empresa pues se asume que será un tiempo el que estemos con ella. Creemos más en los proyectos y así sabemos mejor su duración. Tasamos nuestro compromiso por objetivos y no por vida. Es otra forma de entender la implicación. Pero mientras dura debe ser máxima pues solo de nuestro esfuerzo por hacerlo bien saldrá el éxito para todos.