Nadie sabe cuantos van a ir a votar a las europeas de mayo y por eso nadie sabe si forzar la abstención o la participación. Un 40% es poco y desastroso para todos, un 50% supone que se mantienen votando los de derechas pero los cabreados de izquierda se quedan en las terrazas. Acercarse a un 60% puede suponer que por fin la izquierda ha comprendido que votar es importante.
Queda claro ahora, ya veremos entonces, que el PP se lleva al menos un 30% en bruto de los votos válidos mientras que el PSOE reza para llegar al 25%. Pero IU no arranca ni aumenta sus expectativas ancladas desde hace unos meses y UPyD sueña con seguir arrancando subidas a golpes mientras surgen nuevas figuras en el tablero que irán rascando décimas para cuadrar la suma, restando si no se llega a acuerdos.
IU debería plantearse sumar equipos y programas con EQUO y CHA más gallegos, valencianos y andaluces, sin olvidarse de intentarlo con ICV como malabarismo más popular para que la izquierda española aparezca unida ante Europa. Mucho paquete, mucho equipo complicado pero o la izquierda se una o se disgrega. Tras mayo que nadie piense que todos seguirá igual si no se sientan los cimientos en marzo.
Al PP le ha salido el grano de Ortega Lara que es sobre todo uno de los suyos que se ha cabreado y les amenaza con joder la baraja. A un amigo contrincante así es complicado dejarle en ridículo pues se pueden volver los pelotazos contra uno mismo. Lo saben e irán con tiento pues entre ellos mismos hay mucha simpatía compartida. Si VOX suma algunas figuras más, puede dar el susto a la derecha y a UPyD o Ciudadanos. Quedan unos meses donde los errores valen su precio en oro. Los aciertos son muy necesarios.