Somos unos benditos con lo que nos ofrece la sociedad que nos rodea y pocas veces analizamos con calma todo. Damos por hecho todo dejándonos manipular con facilidad. Si vemos unos zapatos de 500 euros ya suponemos con toda seguridad que son de piel, realizados en España o Italia, de diseño y originales, de gran calidad y sobre todo muy cómodos.
Pueden parecer unos zapatos raídos, incluso usados, pero ni nos lo planteamos pues solo vemos el precio y la tienda, el envoltorio. Son caros y eso ya supone dejar de pensar en algunas otras posibilidades. Incluso el zapato de 510 euros da la sensación de estar descosido, pero no, pensamos que seguro que es por su diseño. Para eso es caro. Sin duda son unos botines que valen lo que piden por ellos, pero sin duda también al ver el precio ya suponemos que son excelentes.
¿Qué precio te estás poniendo tú ante tu propia vida? ¿qué precio quieres poner a tu trabajo? ¿te valoras lo que vales o intentas pedir menos precio pensando que así serás más valorado.
La imagen no tiene manipulación, está sacada de un escaparate de Barcelona, de enero del año 2014.