Nunca comas mierda. Parece duro pero es real ser cruel con las palabras. Nunca admitas comer mierda, evítala. Si parece mierda, si huele a mierda y sabe a mierda, no lo dudes. Es mierda. Algunos intentarán que tragues con todo lo que te planteen. No todo debes admitirlo, ni incluso casi nada.
En tus relaciones laborales nada te obliga a comer mierda. Siempre se puede elegir y si esto no es posible y tienes que estar dentro para poder sobrevivir, come lo menos posible, defiéndete y piensa que cada vez menos personas quieren comer mierda, pues el hambre es mejor.
Ante lo abusos hay que ser duro, contundente, implacable. Una cosa es trabajar con menos derecho que antes, y otra comer mierda. ¡Rebélate! De los abusos viven muy bien los explotadores.