En los últimos tiempos ha surgido con más fuerza la Arteterapiacomo un tratamiento beneficioso en muchos aspectos para personas con depresión y/o ansiedad, con problemas de adicciones, de falta de libertad o de autoestima muy baja. Estas terapias empezaron en el siglo XVIII y aunque no son siempre bien aceptadas, van ampliando poco a poco su influencia en colectivos muy importantes de la sociedad.
Sobre todo entre niños, ancianos, presos, enfermos, personas con adicciones, personas que han sufrido violencia de género, personas que han sufrido grandes catástrofes, etc.
Sobre todo entre niños, ancianos, presos, enfermos, personas con adicciones, personas que han sufrido violencia de género, personas que han sufrido grandes catástrofes, etc.
En sesiones de entre 60 y 90 minutos, generalmente una vez por semana o cada 15 días, se realiza una actividad con el terapeuta. Los avances se empiezan a notar en personas con problemas psicológicos al cabo de un mes. La Arteterapia además de ofrecer beneficios para situaciones graves o leves de conflictos personales es un sistema terapéutico que sirve para diagnosticar mejor el grado del trastorno.
Una sesión de Arteterapia la podríamos dividir en tres partes. Una primera parte en que el terapeuta habla con el paciente, le pregunta como ha pasado la semana y si ha realizado algún trabajo de terapia; como se encontraba en el momento en que lo hizo, qué motivos le llevaron a ello.
Una segunda parte donde ambientada con una música suave en donde se realizan ejercicios de relajación, intentando llevar con los brazos, el cuello o las caderas, el ritmo que nos marca de la música. En esta parte el paciente toma contacto con su cuerpo, con su mente, con su momento, con él mismo.
La tercera parte de la sesión de Arteterapia es puramente artística. En ella se desarrollan sobre cartulinas y con diversos materiales pictóricos ejercicios de formas; diversos dibujos libres o dirigidos, por ejemplo rellenar una cartulina trazando una espiral con un lápiz pastel siempre azul, y dejando en el centro un hueco blanco. Se busca la concentración, la relajación, la tranquilidad, la valoración de uno mismo y con ello el aumento de la autoestima. Es tal la concentración que se llega a adquirir que puedes ser capaz de cerrar los ojos a la par que trazas la espiral.
Hay muy diversos ejercicios de pintura o dibujo, que el terapeuta va dirigiendo según las necesidades y las posibilidades de la persona, para que se sienta bien con lo realizado.
Cuando alguien siente una crisis de angustia, o experimenta un estado de nerviosismo, debe empezar por respirar, calmarse, coger un papel, ponerse una música, o un incienso de olor o algo que le haga sentir bien y plasmar en el papel lo que sienta en ese instante, bien con colores fríos o cálidos. Con la revisión posterior de esos ejercicios, el terapeuta podrá entender mejor como se ha sentido su paciente ante un estado concreto de ánimo en un momento de crisis.
Laura Puente
Laura Puente