Toda la formación siempre es elitista, aunque creamos que no. Súbete a la educación que te ofrezcan en tu sociedad y ascenderás con ella. Los que no quieran valorarla se empobrecen ellos solos. No todos pueden ascender con la formación porque no todos pueden acceder a ella. Y no sólo por motivos económicos, sino por motivos sociales o de personalidad.
La formación es siempre elitista. Por eso es fundamental que pueda alcanzar al mayor número de capas sociales, sea la que sea tu idea social al respecto, pues desde todas ellas se puede trabajar mucho por las ideas. En España también se quedan fuera grupos que aunque disimulados no pueden acceder a la misma formación aunque si lo hagan a los mismos colegios. Pero olvidémonos ahora de España.
En el comedor hotelino del desayuno buffet nos hemos juntado con 20 niños de unos 12 años, estudiantes de un país pobre y lejano. Iban con 4 profesores jóvenes y una institutriz cincuentona que era quien los dirigía en el salón. Son la élite de ese país, que mueven para que se junten en un mundo al que aspian a copiar como "la excelencia" al menos formativa.
El caso es que dentro de 30 años, en este país lejano volverán a mandar los mismos grupos sociales pues son los que ya de niños se forman bien y en calidad. Conocen, amplían, viajan, intercambian, comparan. El resto de niños, la inmensa mayoría, nunca podrán saber lo mismo y por ello nunca se podrán defender igual. Nunca sabrán comparar. No tienen esa oportunidad.
La formación es sobre todo libertad, es acceso a la felicidad y a la riqueza, es la entrada al cambio. Por esto los que ya están asentados no quieren que haya formación por igual para todos, pues ellos no necesitan el cambio. Por eso mismo, los que logran la formación deben saber repartir las oportunidades mejor, lograr que el acceso a la formación sirva para ascender no como personas idividuales, sino como sociedad, como país.